Dudé muchísimo en escribir esta crítica. No estaba seguro si podría hacerles honor a mis recuerdos de temporadas pasadas, ya que anoche terminé de ver la segunda parte de la cuarta temporada… y tuve mis idas y vueltas con esa última y extraña temporada, pero acá estoy escribiendo sobre esta serie que en su momento me pareció un 8 y ahora me parece un 6.
El concepto es bueno y quizás un tanto novedoso para una serie. Un acosador, stalker, que se obsesiona con una mujer y no para hasta que “la hace suya”, en las tres primeras temporadas se repite este patrón de alguna u otra forma. Es el típico loquito que no para, que investiga, que persigue, que no entiende que la mujer puede decir que no, y está bien. Grave problema de la sociedad machista y patriarcal en la que vivimos.
Para
mí lo más interesante de la serie es la forma en que está narrada, la voz de
Penn Badgley, Joe nuestro protagonista, es exquisita de escuchar con ese tono
bajo y casi carraspeo, me gusta mucho como escuchamos sus pensamientos y,
además, cómo los actúa. Es la primera vez que lo veo en pantalla a este
muchacho quien se hizo más famoso por su papal en Gossip Girls. Acompañado de
un elenco que está a la altura de la serie. Con una Jenna Ortega en un par de
temporadas, pre Merlina. Victoria Pedretti quién se hizo famosa por actuar en
varias series de Netflix y hace un gran papel, sobre todo dándonos ese
fantástico meme de “Wey, ya” con esa cara de basta por favor.
Creo
que, y acá puede que me ataquen algunas personas, series como está son las que
le dan ideas a los hombres que son como Joe. Hay mucha gente que por problemas
mentales o por lo que sea, no logran separar realidad de ficción. Piensan que,
si este muchacho lo hace, lo hizo, porque no puedo hacerlo yo y hacer que la
piba que me guste me dé bola, sino la mato. Me parece que le hacen falta
algunos disclaimer en los capítulos. Advertencias para que esta gente sepa que
es ficción.
A lo
largo de las primeras tres temporadas hay varios agujeros en el guion, y
comienza a parecer reiterativa. Conozco de algunas personas que la dejaron de
ver porque les cansó ver siempre lo mismo. La cuarta temporada nos entrega algo
distinto, al principio parece algo totalmente distinto, como algo salido de un
libro de Agatha Christie, pero luego vuelve a su esencia…más o menos, sigo en
spoiler.
Mi recomendación: Interesante serie que te atrapa, pero luego comienza a ser
un sube y baja en su calidad.
Mi puntuación: 6/10
Donde Verla: Netflix
Tiempo invertido: 4
temporadas, 40 episodios. 41-60 minutos
Zona de spoiler:
Esta
zona va a estar dedicada pura y exclusivamente a la última temporada ya que la
tengo más fresca.
Los
primeros cinco capítulos de la temporada no parecen ser parte de la misma
serie. Un misterio de quién mata a esos ricachones, siempre insinuando que
puede ser Joe, pero demostrando que no…hasta la segunda parte de la temporada
dónde vemos que Joe esta re cagado del mate (cabeza para la gente que no es del
país campeón del mundo). De hecho, este giro fue lo que me impulsó a escribir
la crítica. Tengo mis sentimientos encontrados con lo sucedido, es como que me
gustó y a su vez me pareció rebuscado y cómo muy tomado de los pelos.
Es
interesante el ver que era Joe quién mataba a todos estos, y que el personaje
de Rhys esté en su mente, sea su lado oscuro. Ese desdoblamiento del lado
oscuro es normal. No sé si a la altura de verlo físicamente, pero le sucede
algunas personas. ´
El
personaje de Nadia es interesante, siempre hay alguien así en las temporadas.
En este caso es quien descubre todo sobre Joe, y cuando está a punto de “ganar”
… gana Joe.
Tengo
sentimientos encontrados con esta última parte de la temporada. Está buena la
idea de que Joe sigue siendo Joe, pero también me parece un poco rebuscado que
siempre aparezca una mujer que le “perdone” su pasado. O sea, estás con un
asesino que mató a su ex. Además, siendo como es Joe de obsesivo, me parece
extraño que no se haya puesto a investigar qué pasó con el cuerpo de Marianne.
Cómo que quisieron meter una solución rápido a todo.
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