Sinceramente no sabía con qué me iba a encontrar cuando me dispuse a ver esta película, sólo conocía la premisa de la niña que se transforma en un panda rojo, por imágenes y por un jueguito que vengo jugando hace como dos años llamado Disney Héroes. Me llevé una linda sorpresa.
No es sorpresa que Pixar nos haga llegar mensajes profundos en sus películas, secuencias y momentos que nos dejan pensando y hasta asintiendo frente a la pantalla mientras se nos caen algunas lágrimas. Fue el caso de esta hermosísima película. Durante el transcurso de la película vemos destellos de cual puede llegar a ser el mensaje, pero la claridad de este llega en el último cuarto del film.
Tiene
una duración de cien minutos que entre canciones pegadizas y el humor de la
película hace que no se sientan. Sumado a la gran animación que ya no es
sorpresa en este tipo de films. La vi en inglés para poder apreciar las voces
originales y que linda experiencia fue hacerlo. Es cierto que los doblajes que
usa Disney son de los mejores, sobre todo en español latinoamericano, pero me
gusta mucho escuchar las voces originales.
Honrar
los ancestros sería el mensaje que empieza a contarnos desde el momento uno, lo
cual comparto al cien. Es necesario honrar y respetar a cada uno de nuestros
antepasados, darle su lugar en nuestra vida, agradecerles y verlos. Pero a
veces nos pasamos de rosca. Este film nos lo demuestra. Cómo una madre sobre
protectora hace que su hija repita su historia, no dándole el lugar, no
viéndola, queriendo que sea más y más, sin darle importancia a la vida que ella
elije vivir.
La
clave está ahí. En entender que honrar a los ancestros y vivir la vida que
queremos, deseamos, no es algo imposible y no hace falta que vayan de la mano.
Es decir, podemos hacer nuestro camino, nuestra vida y mantener el
agradecimiento y el respeto a los que nos trajeron hasta donde estamos hoy.
No
soy padre, pero soy hijo, y se lo que es vivir con esa carga de tener que hacer
cosas porque mi madre me lo dice, porque no aprueba el camino que yo estoy
eligiendo en mi vida. A veces nos olvidamos, en realidad no nos enseñaron, que
la única aprobación que necesitamos es la de nuestro niño interior. Entender y
aceptar que ese niño creció buscando amor, aprobación y que no siempre la
encontró donde la buscaba es necesario. Así como también es necesario aprender
y entender que hoy somos nosotros, los adultos, que podemos cambiar ese dolor
de nuestro niño, abrazarlo y hacerlo sentir seguro.
Es
un camino muy difícil el del amor propio y el de darle lugar a ese niño. Y ojo
que no hablo del amor propio como está romantizado hoy en día (subir fotos de
uno, poner frases positivas, etc.), el amor propio también es darle lugar a ese
dolor. Reconocer todo lo que somos, lo malo y lo bueno. La luz y lo oscuro. La
bestia, y en esto último la película es muy clara con el mensaje. Aceptarnos
como somos, querernos como somos es amor. Somos amor, somos luz.
Mi
recomendación: Hermosísima película para toda la familia, pero si estás
transitando un cambio como adulto, es una de esas películas que tenes que ver.
Mi
puntuación: 8/10
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