Luego de haber vivido en Sydney, Australia Robin vuelve a su pueblito natal en Nueva Zelanda porque su madre está enferma y decide ir a verla. Memorias de su pasado triste y oscuro la esperan a la vuelta de cada esquina en este pueblo ficticio.
La
serie peca de tener demasiadas historias secundarias. Hay una principal que es
la desaparición y embarazo de la pequeña Tui, pero empiezan a tirar cosas del
pasado de Robin, cosas del papá de Tui y así muchas otras cosas más. Es otra de
esas series que le va muy bien la frase “El que mucho abarca, poco aprieta”.
Intenta
tocar temas interesantes como el abuso, una red de niños que son abusados, la
violencia infantil y otros más, pero en todos se queda a mitad de camino. Un
guion con muchísimos agujeros, muchas incongruencias en la historia, personajes
que dejan de estar, situaciones que no tienen sentido cuando suceden. Si la
directora y guionista se hubiese enfocado en una o dos historias, todo tendría
más sentido, los capítulos podrían haber sido un poco más cortos.
Las
actuaciones no están bien tampoco, a Moss pareciera que no le pasa nada por
momentos. Todo muy acartonado, ninguno de los actores se destaca por sobre el
resto.
Lo
más lindo de la serie es la fotografía. Ver esos bellos paisajes de la región
de Otago, de la ciudad de Queenstown, es muy hermoso. Es lo que más suma en el
total.
Mi recomendación: Regular
serie australiana, tiene mejores series el país de Oceanía.
Mi puntuación: 4/10
Donde Verla: HBO Max
Tiempo invertido: 1 temporada,
6 episodios. 55-60 minutos
Zona de spoiler:
Cuando
Tui tiene el hijo pasa todo muy…rápido. Como que no tiene sentido que una nena
de 13 años dé a luz así al natural al aire libre y que solo pegue un par de
gritos…no tiene sentido, como tantas otras cosas. Como por ejemplo la mamá de
Tui desaparece de la serie, no aparece más.
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