Fui engañado vilmente por la sinopsis de este film que fue lo que me llevó a verlo. Pero no fue un ‘gran’ engaño, y además fue positivo. La sinopsis dice algo así como un niño de 12 años demanda a sus padres por haberlo traído a la vida. Cuando la leí me pregunté hacia dónde irá el film, como se llegó a esa conclusión, y la verdad que es una hermosa historia, contada de una bella manera.
Zain tiene varios hermanos y hermanas, pero parece estar más unido a Sahar quién es un poco más joven que él. La película va del presente, el juicio a los padres y el pasado, contándonos que fue lo que llevo al pequeño Zain a este momento.
El film toca temas que son comunes en un país como el
Líbano. Explotación infantil, drogas, casamientos arreglados con niñas (cuando
le viene su primer menstruación ya ‘están listas’), inmigración, ilegalidad.
He leído varias críticas que acusan a la directora Nadine
Labaki de ‘pornografía emocional’ o ‘porno miseria’. Al parecer una directora
no puede contar lo que vivió y lo que vive gente en este país, más precisamente
en Beirut, que se quedó en el pasado, en una especie de bucle temporal del cuál
no puede salir. Dicen por ahí que busca hacernos llorar, explota a sus actores
para llegar al extremo y así mostrarnos más drama de lo que realmente es. Yo no
puedo estar más en des acuerdo con todo este palabrerío y ataque a esta gran
directora.
Zain hace lo imposible para que sus padres no se enteren de
que su hermanita ya empezó a menstruar y no la obliguen a casarse. Luego escapa
de su casa y se cruza con una inmigrante de Etiopía que lo acobija con ella,
mientras busca la legalidad en el país para no ir presa y así perder a su
pequeño hijo, a quién Zain cuida mientras esta trabaja.
No recuerdo haber visto a un niño actuando de una forma tan
sublime. Me pareció espectacular como actúa este pequeño Zain Al Rafeea, quien
al momento de actuar en este film no tenía ningún entrenamiento actora y además
era analfabeto. Ganó varios premios el pequeño y cambió su situación de vida.
También es destacable la actuación de Yordanos Shiferaw, quien interpreta a
Tigest, la joven proveniente de Etiopía indocumentada. El resto del elenco está
bien, pero Zain se roba la película.
La fotografía y la banda sonora acompañan muy bien al film.
Lo malo es que dura mucho, son 126 minutos que en algunos momentos se vuelven
un poco tediosos. Pero es un film con un claro mensaje y que llega muy bien. Un
intento de despertar a la gente y que el resto del mundo vea lo que se está
viviendo en este país del medio oriente que sufre muchísimo el mundo
heteronormativo y patriarcal en el que vivimos.
Me parece precioso y perfecto el final de este film, con un
solo gesto logra decir muchísimo. No digo más, pero es genial.
Mi recomendación: Sensible película asiática que vale la pena
ver, recibir el mensaje que la directora nos quiere dar, y disfrutar.
Mi puntuación: 7.5/10
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