jueves, 18 de agosto de 2022

Historias mínimas

Tengo una lista de películas para ver, en este caso estoy enfocado en la lista de películas argentinas, y para poder elegir que ver hago una especie de sorteo. Cada película tiene un número en la lista, pongo en un reproductor de música la cantidad que hay + 1, y así escucho tres canciones, y el número que sale corresponde a una de la lista, y luego de esas tres elijo la que más me llame la atención (a veces la que menos bodrio parezca). Este film se me cruzó en el último sorteo y la verdad que me alegro de que haya sido así.

A veces este tipo de historias hacen falta, para darnos un mensaje distinto u obtener un dejo de frescura en las películas que vemos. Esta película de hace 20 años atrás me pareció muy simpática. Quizás no dice mucho esa palabra pero voy a intentar contarles a que me refiero.

Es una especie de road movie, mezclado con una de historias cruzadas. Es super interesante lo que hace, y logra, el director Carlos Sorin. Nos encontramos en Fitz Roy, un pueblo de acá, de nuestra Patagonia. Al principio no es muy claro quiénes serán los encargados de contarnos la historia, pero luego de unos minutos nos cuentan de un abuelo a quién le dicen que vieron a su perrito “mala cara” en Puerto San Julián, un pueblo a 300km, quién se fue de su lado (al final nos enteramos el por qué), luego está María quien sale sorteada en un concurso de televisión para participar de un juego, esos típicos de aquellos años donde pueden ganar distintas cosas, y por último aparece el vendedor viajante, quien esta muy ansioso porque va a llevarle una torta al hijo (o hija) de la mujer que le gusta, y al parecer es viuda.

Todo eso parece algo muy simple, pero el camino que toman, las peripecias de cada uno de nuestros tres personajes para llegar a realizar lo que buscan y quieren, están muy bien hechas y realizadas. De los 94 minutos del film, al menos la mitad transcurre dentro de distintos autos. El guion nos lleva por los caminos de ellos y nos hace pensar si lo lograran o no, podrán llegar a su cometido o no.

El ritmo por momentos flaquea, pero aún así uno está tan metido en estas historias, y quiere que les vaya bien a estos personajes, que casi no importa. La clave está en que son personajes muy cercanos, uno se puede sentir identificado con cualquiera de los tres.

La banda sonora me pareció hermosa, acompañando todo el tiempo, a veces repitiendo la misma canción, pero aún así siendo parte del todo y no destacándose sola. Ver los paisajes de Santa Cruz es hermoso, aunque sea una ruta desolada donde no hay casi nada, la fotografía e imagen del film tampoco desentonan.

Dato curioso es que solo uno de los actores es profesional, los otros son personas del lugar que no tenían ningún tipo de entrenamiento actoral. Esto se nota, pero no molesta. Justamente hace que sea todo mucho más real, que se sienta más cercano a uno el ver estas personas “normales” contándonos estas historias hermosas y mínimas.

Mi recomendación:  Hermosa, simpática y llevadera que cuenta unas historias tan cercanas como reales, vale la pena.

Mi puntuación: 7/10


Zona de spoiler:

Conmovedora es la historia del abuelo cuando cuenta de por qué piensa que su perro huyó, sabe que no se hizo cargo de atropellar a alguien y por eso se fue. Muy fuerte, ya que cuando la chica que es bióloga lo llevó por un tramo, él le preguntó si los perros entienden y ella se lo afirmó.

También hermoso es ver que María eligió el set de maquillaje, no porque no tenía donde enchufar la multi, pero sino porque aceptó y se dio cuenta lo hermosa que es realmente, que todos lo somos.

La otra historia nos enseña a no suponer, nunca está de más preguntar ni demostrar interés por alguien cuando realmente nos gusta.

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