Y lo que mejor hace el director es mantener esa tensión bien alta. Entre momentos oníricos y momentos reales, situaciones que parecen inverosímiles y otras que son parte del día a día, todo esto va generando un suspenso que te mantiene esperando que pase eso que tiene que pasar, aunque no sepamos bien que es ese algo que va a pasar. Porque también está ese lado en el que uno siente que no pasa nada, que la historia no tiene relevancia, que nada importa, pero no te vas para ver qué pasa.
También
es cierto que si este film hubiese tenido otros actores no hubiese funcionado.
Tener la potencia y la fuerza de un actor como Luis Luque te garantiza que
podés hacer lo que quieras y va a funcionar, es uno de esos actores que con
poco dice mucho y sin decir dice más (hay una escena en la que la cámara lo
enfoca solo a él mientras su mujer habla…miedo). Beatriz Spelzini es quién se
carga al hombro la mayor parte de la película, siendo sus miradas y sus
silencios vitales para que ese suspenso crezca y se alimente de situaciones que
parecen comunes. Tiene un buen elenco secundario entre los que se destaca María
Abadi.
Ayuda
mucho a que la tensión y el interés se mantenga la forma en que esta filmada y
la banda sonora. Acompañar las situaciones tensas sin caer en el subrayado
innecesario es importante y este film logra hacerlo de buena manera. Ya he
dicho varias veces que algunos directores pecan en subrayar y eso hace que uno
se enajene de lo que está sucediendo, Sorin y su director de sonido lo hacen
bien.
Una
película extraña, que te deja confuso y con ganas de ver más. Si no estuviese
tan bien generado el suspenso, el interés en la historia y buenas actuaciones,
le hubiese puesto puntaje más bajo, pero lo que gana en este film es la
intriga, y el thriller psicológico, esa sensación de estar esperando que algo
explote…lo logra con creces.
Mi
recomendación: Interesante thriller
psicológico nacional, bien actuado.
Mi
puntuación: 6/10
Donde
Verla: Netflix
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