domingo, 11 de junio de 2017

Dulces Sueños

Treinta años son los que suceden a lo largo de los 134 minutos de este film dirigido por el gran Marco Bellocchio. Lo interesante es como el director italiano nos lleva y trae a lo largo de esos años de la vida de Massimo, principalmente en Turín, muy cerca del estadio del club de esa ciudad.


La abrupta muerte de su madre lo pone al pequeño en jaque. Los recuerdos de esa madre feliz lo llenan, como así también ese momento clave en el que un personaje de una película se convierte en su amigo invisible para poder llevar esta situación trágica. Conocemos como sufre la angustia de un poco más grande y también ya de un adulto periodista de un importante diario.

Por momentos me parecía estar viendo dos películas totalmente distintas los flashbacks y/o flashforward parecen conectarse con un hilo invisible, que no se llega a distinguir y ver bien, no parece ser una buena resolución. Larga sin necesidad, y a causa de ello cayendo en la monotonía. Escenas podrían haber sido eliminadas y hubiésemos entendido el mensaje de la depresión, el trauma de la muerte de una madre, la verdad que se oculta para proteger, la mentira que se inventa para aparentar, y ese tipo de mensajes que con menos igual se comprendían.


Mi recomendación: Si te gusta el director y el cine europeo anda al cine que seguro el miércoles sale de cartelera, si no mirala en tu casa. Pero no es una de esas que “hay que ver”.  


Mi puntuación: 4/10

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